viernes, 12 de junio de 2009

Váyanse pa’l Guaire



Por donde quiera que paso escucho el mismo tono de celebración. La recuperación, saneamiento y apertura de los espacios en las riberas del río Guaire es, sin duda alguna, la obra máxima del gobierno de Chávez. Ayer tuve la dicha de acompañar a una amiga francesa de paso en Caracas y de verdad, visto en los ojos de un turista, tiene dimensiones siderales.



Mi amiga se sorprende por mi relato. Incrédula, me pregunta: ¿Pero es cierto que apenas el Presidente anunció que se quería bañar en lo que no era sino la gran cloaca de la ciudad, al poco tiempo ya se cuenta con este prodigio? “Bueno, más o menos”, le respondí para no entrar en detalles. Pero el hecho es que lo ocurrido con el Guaire ya ha dejado como un juego de niños lo del Parque Bolivariano Socialista Indio Guaicaipuro (antes La Carlota), a su inmensa piscina con olas y sus lagunas con patos y cisnes, muy poco concurridas desde la inauguración del Complejo Bolivariano Socialista Río Guaire. De hecho, cuando pasamos cerca de las piscinas del parque para tomar el trencito que nos llevaría a uno de los muelles del río, apenas vimos un grupos de indigentes “redignificados” que descendían de autobuses identificados con el rótulo de la Misión Negra Hipólita debajo de una inmensa fotografía de Chávez que cubría una tercera parte del vehículo. Al bajarnos del tren descendimos por una rampa hacia la rivera norte y nos fuimos trotando por la pista de trote moderado que transcurre a pocos metros de la olímpica, exclusiva para deportistas profesionales y sus asesores cubanos. Aunque suelo hacer este recorrido tres o cuatro veces a la semana, no podía dejar de maravillarme del reconocimiento que del lugar iba haciendo mi amiga.

Se sorprendía con la habilidad de los conductores de piraguas (que ella insistía en llamar los petit bateau mouche) que navegan el río y transportan a los turistas, y de los propios venezolanos que prefieren navegar para ir a sus centros de trabajo que sufrir atascados en el denso tráfico o agobiados en el Metro. Por qué los conductores eran indígenas y vestían guayucos (o tapa rabos como decía ella) es algo que no pude responderle pero tenía la idea de que había sido una sugerencia de Chávez al coronel que comanda el Ministerio de Turismo. A lo largo de toda la rivera sur, con una espectacular vista al Guaraira Repano (antes cerro Ávila) se distribuyen las áreas sociales y culturales en espaciosas churuatas.

También de este lado se encuentra la exclusiva zona “Bohíos La historia me absolvió” limitada a colonos cubanos, fuertemente custodiada, y fácilmente reconocible por la inmensa bandera de Cuba, encima de una venezolana, que ondea mucho mas pequeñita.

Salimos en el muelle de Los Chaguaramos, acondicionado junto a una hermosa explanada que comunica con la imponente y recién restaurada Plaza de Las Tres Gracias donde se inicia el paseo a la UCV, también, patrimonio cultural de la humanidad. Los jardines aquí construidos, por agrónomos iraníes, se conjugan con el imponente paisajismo de los arquitectos bielorrusos a quienes Chávez asignó el proyecto.

Luego de nuestra visita a la máxima obra de Villanueva, que es justo decirlo no desmerece la nueva obra bolivariana y socialista, volvimos a las riveras del Guaire y a pesar de los nervios de mi amiga tomamos el petit bateau mouch hasta la imponente reserva forestal de Macarao, sin discusión, esplendida obra del teniente coronel Díaz Gutiérrez, Ministro del Ambiente, otro de los uniformados que sucedió en dicho cargo a la pionera de la obra, la premiada por Chávez nombrándola Virreina de Caracas. ¿Y que pasó con el alcalde metropolitano que habían elegido los caraqueños? me preguntó mi inocente acompañante. La presencia de un grupo de camisas rojas que avanzaban hacia nosotros, siguiendo a un alto mulato que con acento cubano parecía instruirlos en algo, me impidió darle una respuesta. “En casa te explico”, le dije en voz baja y mirando hacia las bellas espigas púrpura azulado de los Jacarandá importados de Brasil.

El recorrido por el complejo socialista Río Guaire fue una divinidad. De tanto en tanto a lo largo de las márgenes del río, en las piscinas temporizadas era contagiosa la algarabía de los escolares que chapoteaban en las cristalinas aguas.

Con todo, osada obra de ingeniería, innovadora intervención urbana, atrevido paisajismo, al final del viaje lo que más impresionó a mi amiga del recorrido fue la gigantografía con la foto en traje de baño de Chávez y la señora que impusieron como autoridad para Caracas, que se levanta a cada kilómetro del hermoso complejo desde el mismo día de la inauguración

Óscar Lucien