miércoles, 15 de julio de 2009

Charito Rojas/El aterrador espectro radioeléctrico



Diosdado Cabello fue designado verdugo de los medios. Y él disfruta su papel con fruición. Tendrá una gran ganancia -política y de la que realmente le interesa- callando las voces disidentes, las voces independientes, las voces de ciudadanos a los que no pueden controlar ni bozalear. Diosdado está buscando con lupa las razones por las cuales puede arrebatar las concesiones a cientos de emisoras, para así desocupar el dial y llenarlo con un solo mensaje, una sola voz, una sola fuente, un solo objetivo: que los venezolanos sólo conozcan la versión oficial. Es decir, la mentira oficial, esa que quieren que los venezolanos se traguen: que la revolución es bonita, que ellos quieren mucho al pueblo, que todo lo que hacen es por el bien del país.

Lo que Diosdado y su por ahora jefe no entienden es que el pueblo sabe la verdad porque la vive todos los días. Los venezolanos que se levantan de madrugada a hacer una cola para abordar una buseta de asientos rotos y humo gratuito, que se parten el lomo vendiendo cualquier cosa y trabajando en lo que sea para sobrevivir, esos que van a hospitales donde no hay camas, gasas, médicos o medicinas, esos que se enfrentan todos los días a los delincuentes que los atracan para quitarles su humilde celular, esos que no tienen seguro ni dinero para irse de vacaciones, esos que tienen que hacer colectas para enterrar a un familiar, esos que viven del cuento mantenido durante años de que ya les van a entregar una vivienda digan. Esos venezolanos, no necesitan que ningún comunicador, ninguna radio, ningún informador, les diga cómo es su vida y cuales son sus problemas.

Al contrario, quienes necesitan escuchar a los medios para saber de los ciudadanos, son los gobernantes, esos que deberían oír al pueblo que habla a través de los medios que quieren cerrar y no de los medios del Estado, que ahora no pertenecen a la ciudadanía sino a Chávez. Pero si algo ha demostrado este régimen es ser absolutamente sordo a las quejas populares. Los únicos discursos que escuchan son los que le jalan mecate, los que elogian y adulan al jefe de la revolución.

El gobierno ha enviado a Diosdado para que silencie a la radio independiente. Y Diosdado ha comenzado su intento con la exigencia de unos documentos para "actualizar" la información de las radioemisoras. De las ochocientas y tantas emisoras registradas ante CONATEL, más de quinientas son AM y FM comerciales. Unas 180 son "comunitarias", aunque en la práctica sean repetidoras las 24 horas de los discursos de Chávez y los panfletos castrocomunistas. 80 canales del dial pertenecen a la Radio Nacional. Pero hay que hacer notar que de las emisoras comerciales, más de 100 son absolutamente afectas al chavismo u operadas por el gobierno, como el circuito YVKE Mundial. Si a esto sumamos las 148 horas promedio que todas las radios entregan mensualmente al régimen para sus cadenas infinitas y su auto bombo publicitario, no hay dudas de quién tiene la hegemonía comunicacional en Venezuela.

Diosdado quiere que los circuitos tengan sólo 3 emisoras (øpor qué no 2 ó 4? øcual estudio técnico estableció ese número?), por lo cual suponemos que la Radio Nacional entregará al pueblo, a las comunidades, a las comunas, los otros 77 canales que opera. También Venezolana de Televisión deberá clausurar sus más de 40 repetidoras. Porque si el punto es que el habitante de Puerto Ayacucho no pueda escuchar las noticias que se producen en Caracas, en el Zulia o en el Táchira, pues la ley deberá ser igual para todos. Las emisoras de radio, casi todas pequeñas empresas de carácter familiar, encontraron en la asociación a los circuitos la tabla de salvación para la mejora sustancial de sus programaciones, para contar con servicios informativos con cobertura nacional, para venderse en convenientes paquetes publicitarios. Nada ilegal, todo acorde a la libre asociación con fines lícitos amparada por la Constitución Nacional.

La revolución lo pregona, todos somos iguales, tenemos los mismos derechos. Pero sabemos que esto no es así: el embudo chavista se activará para eliminar de las ondas toda concesión de carácter privado. La aparición del súper ministro Cabello en la Asamblea Nacional proponiendo una discusión que no es sino la antesala de la reforma de la Ley de Telecomunicaciones, indica que Chávez ya dio la orden de poner camisa de fuerza a los medios, con leyes a la medida de su ferviente deseo de no escuchar en el aire ni una sola voz disidente, ni una sola información que le desagrade. Porque lo importante es lo que escuche el amo, no los 26 millones de esclavos en que quiere convertirnos.

Los lacayos de la Asamblea Nacional están prestos a aprobar los textos legales que cierren el círculo de lo que queda de expresión libre. Desde que promulgaron la Ley Resorte, la autocensura viene devastando severamente la programación informativa y de opinión. Como con todas las actividades del país, el gobierno declarado marxista, quiere acabar con la propiedad privada y con la libre iniciativa económica para poder establecer las fundaciones de un gobierno que tome el control de todos los hilos conductivos.

El miedo que silencia las voces ahora estará reforzado por una "razzia" en la cual Cabello pretende descabezar la radio independiente. Y ni siquiera pueden disimular que se trata de una inspección técnica, de una rutinaria actualización de datos. No. El anuncio de cierre de las emisoras que no entregaron los papeles de actualización en el perentorio lapso dado por CONATEL, según Cabello se pueden considerar cerradas. Eso no tiene asidero en la Ley de Telecomunicaciones, pero ya la espuria Asamblea Nacional se encargará de inscribirlo para justificar el desmán.

øQuien pierde con la desaparición de un dial variado, de diferentes tendencias, con buena información y programación? Pierden los oyentes, pierde la ciudadanía que cada día tiene más cerrados los canales de información libre. Lo que parece un castigo a radiodifusores opositores no lo es tal. Es más, la mayoría de los radiodifusores ni siquiera están identificados con la tendencia opositora en sus transmisiones. Diosdado lo sabe, pero cumple órdenes superiores. No es el momento de chistar.

La revolución está tocando cuerdas sensibles de los venezolanos. Tal vez eso es lo que se necesita para que quienes piensan que callando están a salvo, reaccionen. El gobierno está tentando su propia suerte, tratando de taparle la boca al pueblo. Tienen miedo a la información, tienen miedo de la verdad, tienen miedo del pregón de sus arbitrariedades. El espectro radioeléctrico los aterra. Tal vez Diosdado, en sus otrora visitas a la Cámara Venezolana de Radiodifusión, leyó el slogan de la radiodifusión venezolana: "La radio es la voz de la libertad".