De todos los "istas" (golpistas, terroristas, imperialistas, fascistas) a
los que recurre el chavismo para responder a las críticas de la oposición
contra su líder, quizás sea "racistas" el más curioso y extravagante.
La discusión suele darse en estos términos:
-Tenemos la peor inflación de América Latina. Venezuela está entre los
países más violentos del mundo. Este gobierno ha hecho menos viviendas que
Lusinchi...
-Aaaaaahhhh, claro, no, como Chávez tiene el pelo chicharrón...
-Además, por culpa de los constantes apagones, muchos Estados del país pasan
jornadas enteras a oscuras...
-¡Ajá, te agarré! "A oscuras"... Ese es tu problema, las pieles "oscuras"
que comandan a este noble pueblo... Te faltó decir que tenemos un negro
porvenir... ¡Racista, chico!
La obsesión por el tema de la raza ha prodigado más de un enredo. Durante la
pasada campaña para las elecciones regionales, Jorge Rodríguez llegó a
manifestar en público que él también era negro. Sin ánimos de reñirle al
señor Rodríguez, lanzar semejante declaración cuando se tiene como compañero
de fórmula a Aristóbulo Istúriz, seguro generó confusión entre los votantes.
La cosa tiene su réplica a escala global. Antes de llamarlo por su nombre,
el Comandante estuvo semanas refiriéndose al flamante jefe del imperio como
"el hombre negro". Luego, ha dicho que ese "hombre negro" puede cambiar el
mundo. Debe advertirlo así porque ha leído las propuestas y ha evaluado las
ejecutorias del "hombre negro", pues ha quedado demostrado que el color de
piel de una persona no asegura nada. Condoleezza Rice le lleva, al menos,
dos manitos de pintura a Obama y ya ven lo que ocurrió.
Dentro de una oposición tan negreada como la venezolana, por supuesto que
abundan los negros. Sin embargo, la revolución despacha ese asunto
fácilmente, dividiéndolos en dos categorías.
-Negro chavista: descendiente del indómito y bravío José Leonardo Chirinos.
-Negro antichavista: pariente de Michael Jackson.
Vale aclarar que con estas líneas no se intenta disminuir el nefasto impacto
del racismo en la sociedad. Lamentablemente, esa lacra aún persiste y debe
ser condenada con toda la fuerza posible, pero de allí a argumentar que
quienes reclaman por la crisis hospitalaria o el azote de la corrupción en
verdad lo hacen porque Chávez tiene una verruga...
Por otra parte, si se unen todos los pigmentos que cargan en sus cueros
Diosdado Cabello, Tareck El Aissami, Gian Carlo Di Martino, Jesse Chacón,
Luisa Ortega Díaz, Cilia Flores, Alí Rodríguez y Jorge Giordani, entre
muchísimos otros integrantes del Gobierno, ni siquiera alcanzan para igualar
a uno de los negritos que protestó en Curiepe. Nótese que en la lista
anterior no se mencionó a Roy Chaderton, pues él, tan refinado como es,
antes que negro preferiría ser afrodescendiente. Ni tampoco a Clodosbaldo
Russián, porque ese señor es transparente.
Indios, negros y zambos son millones en el mundo. Hombres que encierren en
su puño todos los poderes del Estado, que discriminen y amenacen con arrasar
a una parte de su propio pueblo por diferencias políticas y que manejen los
recursos de su país a su antojo, deben ser muy pocos. Sí, es cierto, la
tienen agarrada con Chávez porque forma parte de una minoría.
Pedro Pablo Peñaloza