viernes, 29 de enero de 2010
La robolución se pudre, mata y... no volverán
No volver al pasado fue una afirmación en negativo que se volvió estrategia, cual cliché tipo pasaporte para quienes aspiraban adquirir brillantez de plata inmediata y refulgencias doradas en el porvenir. Pero el porvenir llegó y se fue el agua, la luz y otras bondades hechas en Venezuela que, extrañamente, no han vuelto. Sí volvieron los ladrones militaristas con focas amaestradas para chapotear en plata y todo el oro que puedan birlar. Y hoy se añora a la democracia que ha de volver porque no la supimos valorar, corregir e incrementar a tiempo, y porque fue una maravilla ante el charco pútrido que hoy nos acogota aspirando a poner nuevamente bayonetas sobre Venezuela. El sofisma ha caído por su propio peso. Un peso que anda matando por las calles para refocilarse en el latrocinio. Han vuelto los secuaces del oscurantismo.
El chavismo utilizó el no volverán como estribillo de fe para su trácala sistemática, integrando la totalidad anterior como calamitosa justificación y escondite de su inmensamente superior depravación. Anhelando acapararlo todo utilizaron las palabritas como herramienta de link instantáneo para el dominio del futuro; el mínimo esfuerzo explicatorio obviaba intromisiones inconvenientes en su escasez originaria. Otros las utilizaron menos creyendo en el paso de los agachados o en la trascendencia del avestruz: pendientes de sus colegas rojitos en las minas de oro y plata del cuánto hay pa’eso. Hoy el deseo de que vuelvan el agua y la luz, entre tantas otras seguridades, hacen que el cliché (estúpido ante Artistóteles que siempre vuelve) sea la más apropiada vestimenta para el rojo rojito chavista; especialmente porque el caos en que vivimos no es ni de vainita mejor que las múltiples evidencias del pasado.
Antes que el retorno de Aristóteles, con Chávez hemos visto el regreso de Barrabás. Alguien que sólo saca la cabeza del hueco del avestruz para ordenar matanzas, concientemente ajeno a que el daño causado al patrimonio público por el chavismo en sus primeros 5 años ascendió en 3.075 por ciento; hoy esta es una caja negra perdida donde también se esconde una corrupción administrativa incrementada al 83 por ciento, cuando en los 10 años de Caldera y CAP esta calamidad no llegó a más del 16 por ciento. ¡Santa María de Ipire: hay que ver lo horrible que puede ser el regreso de Aristóteles!
Estamos todos de acuerdo en que lo recriminable del pasado merece todas las piras y descargas que se quieran hacer (y que se hagan), incluyendo lo pertinente a la montaña de falsedades presentes que se manipulan con suma insubstancialidad y a conveniencias diversificadas, pero que sea dentro de sus limitadas talanqueras de degradación, porque a la diabla –como se ha venido haciendo- se daña integral e injustamente a todo el sistema democrático, más que a los verdaderos indignos y repugnantes protagonistas “de antes y de ahora”, quienes merecen los más calientes efluvios del averno (y que se les dé). Cojamos aire, señores, y volvamos al sano equilibrio de la coherencia.
En el pasado democrático jamás se robó las instituciones como se las están robando ahora; ya reventaron hasta las puertas del Banco Central de Venezuela y PDVSA. Aquellas Contralorías sacaban anualmente a la luz pública, una por una, la cancerígena metástasis corruptiva. Aquí se podía acusar y hacer renunciar a un Presidente (¿o no, señora fiscala bataclana?). Las fallas grandes e incuestionables no se tapaban con un dedo sabanetero porque la libertad no acorralada tan álgidamente habilitaba condiciones de justicia sin obligatoriedad de sumisión(aunque siempre faltaban castigos); muy diferentes al Estado de Sitio cubano hoy glorificado antivenezolanamente (¿o no, señores de la Asamblea,de los Tribunales y de la milicia?) Ergo: el presente no puede estar constituido en su totalidad sólo por los ejemplares más despreciables y los aspectos más degradantes que degeneraron el pasado. ¿O sí?
Plastas hemos tenido siempre, pero ahora: ¡cómo! ¡y con cuánta abundancia! Si nuestra democracia no era todo lo amplia que debe ser, sobre todo respecto a una óptima justicia y división de los poderes, tampoco llegó a éste descaro donde ningún poder vigila al otro, sino que se encubren cual cómplices del delito, llegando hasta el colmo de una borrachera inadmisible y de total inmoralidad, donde el Ejecutivo tiene bajo sus patas al Ministerio Público, a la Contraloría General, a la Defensoría del Pueblo, a la Asamblea Nacional, al Consejo Nacional Electoral y al Tribunal Supremo de Justicia, para mencionar solo algunos.
Es del pasado que nos llega el recuerdo de que una democracia es más que hablar pendejadas, votar y decidir quién gobierna y cómo. Ahí lo más importante es la realización de los derechos fundamentales del ser humano. El sistema democrático no subsiste con la falta de independencia judicial porque significa inseguridad jurídica para la ciudadanía. Las tribus del pasado se expusieron en su innobleza, pero ahora las del presente pretenden coronarse con un ad infinitum de cerrazón de futuro. Ya a principios de 2003 se suspendieron los concursos para nombrar jueces y el dedote está reinando con quien le dé la gana. ¿Qué tipo de ahogue es éste, camaradas capados y capadas?
Tampoco hay deslinde coherente en cuanto a la inseguridad social. Se va superando el 80% de pobreza, haciéndonos un país de marginales. Fue en el pasado cuando era menor, cuando se luchaba contra ella mejor (claro que tampoco óptimamente). Pero no fue entonces cuando la inseguridad ciudadana se promovió como estrategia oficialista, elevando la indolencia y la delincuencia como caldo de cultivo de la pobreza y haciendo de fiscales, defensores y contralores un haber de jalabolas, donde el Ministro de Defensa es una defensa de misterios. No hay juicio y no pasa nada porque los poderes están secuestrados, querido Watson (¿o será querido Frankestein la cosa?).
De cómo los “buenos revolucionarios” pasaron a ser emplastes de un amor con conuco de techo gallinero, podría ser una buena historia sobre malos aterrizajes. Se perdió el hombre entre las gavetas hidrocómicas donde guarda docenas y docenas de hechos que constituyen una pútrida corrupción, cultivos entre los cuales tortuguean billones de dólares como terrorífico nubarrón antediluviano, navegando en una estela que pica y se extiende hasta cumbres jamás vistas. ¿Por cuánto menos pudo el pasado meterse entre las sábanas de otros Presidentes?
En algún lugar de esta tragicomedia del presente debe haber un cartel superviviente del pasado donde una Ley Anticorrupción decía: “Los fiscales o representantes del Ministerio Público que dolosamente no interpongan los recursos legales, no ejerza las acciones penales o civiles, o no promuevan las diligencias conducentes al esclarecimiento de la verdad, a la rectitud de los procedimientos, al cumplimiento de los lapsos procesales y de la debida protección al procesado, serán penados con prisión de dos a cuatro años”.
En fin, la cosa es simple:: es imposible volver al pasado porque no existen las máquinas del tiempo. Y en cuanto a volver al futuro: habrá que limpiar con palas la basura con que este régimen ha glorificado la podredumbre de los peores malandros del pasado. No volverán...
-Alberto Rodríguez Barrera-
jueves, 28 de enero de 2010
domingo, 24 de enero de 2010
Esbirros del siglo XXI
El cierre de RCTV es una cachetada al espíritu democrático venezolano
El cierre de RCTV internacional es una cachetada al pueblo que marchó este 23 de enero para celebrar la conquista de un bien supremo como lo es la vida en democracia.
Hace 52 años, un movimiento cívico militar venezolano dio una estocada a un régimen autoritario y autocrático, dirigido férreamente por un solo hombre, un militar que secuestró sin escrúpulos la libertad de Venezuela, apoyado en un ejército de esbirros. Entonces los venezolanos demostramos que estábamos decididos a vivir en libertad.
Tristemente, esta celebración tan importante fue mezquinamente empañada por la decisión de castigar una vez más a RCTV y a otros cinco canales que transmiten por cable una alta proporción de contenidos de producción venezolana. Esto va en contra de la aspiración mayoritaria de vivir en democracia, único régimen que da la esperanza a todos de elegir en paz.
Hoy vemos como el gobierno hace nuevamente ostentación de una capacidad casi ilimitada para torcer las normas y adaptarlas a sus pretensiones hegemónicas. Esto deja sin protección frente a cualquier tipo de abusos a la gran mayoría de los venezolanos.
Los venezolanos de espíritu democrático debemos ponernos al lado de los trabajadores y dueños de RCTV y de todos aquellos medios que han sido golpeados por esta medida arbitraria y retaliativa.
Sin cumplir con las exigencias de un debido proceso, aplicando de modo retroactivo las leyes, se ha pueso en peligro el sustento de miles de familias y a la vez se ha cercenado el derecho de cientos de miles de espectadores a elegir que programación ver.
El gobierno pretende lavarse las manos, indicando con tecnicismos que son las empresas cable operadoras las que tomarán la medida de sacar del aire a estos canales. Estas ciertamente se han puesto en posición de cómplices necesarios, porque está fuera de su potestad convertirse en ejecutoras de medidas administrativas incumpliendo un contrato no sólo con los canales afectados sino con sus suscriptores, los que pagamos por el derecho a ver los canales que contratamos.
Es un día triste para la democracia. La libertad de empresa, pero también la libertad de prensa y, a fin de cuentas, la Libertad a secas están en peligro. Anunciantes que puedan ser objeto de expropiaciones arbitrarias, empresas de servicios que permitan la transmisión o distribución de mensajes independientes y periodistas que ejercen sin otra limitante que la ley y su conciencia saben que pueden ser fácil presa de una tiranía protegida por funcionarios sin escrúpulos, los esbirros del siglo XXI.
ROGER SANTODOMINGO
sábado, 23 de enero de 2010
Y todo a media luz…
El gobierno, apagadito como anda en esta mala hora: racionamiento, deficiencias y pésima praxis en todos los ámbitos, tendencia que, por lo demás, le es característica –falla de origen-, resuelve lo mismo: vender el sofá. O sea, en vista de tantos problemas del servicio eléctrico, al cabo de tantos apagones en todo el país y disparates varios, decreta la oscuridad parcial, por ahora. Si Caracas se creía a salvo pues nones, el black out que permanece en el resto del territorio nacional llegará de nuevo. Está decretado. He aquí una primicia que vendrá acompañada en su momento con esta sombría proclama. Ay, un negro porvenir es lo que se presagia. Ya hay eclipse.
El Ministerio de Energía comunica que:
Queda prohibido decir “Que quede claro”; por ahora, además de confusión, pura oscuridad.
Queda prohibido nombrar a la Universidad del Zulia, por sus siglas: Luz. Que sea díscola y además detente ese nombre se considera como una clara provocación.
Queda prohibido decir alumbrado público, no existe. Además con el término hay quien ha tenido la ocurrencia de designar a aquél vergonzoso alumbramiento que se produjo en una acera, frente a la maternidad. Queda prohibido dar a luz. Sólo se parirá.
Queda prohibido bautizar a las hijas de la revolución con estos nombres: Lucy, Lucero, María de la Luz o Luzbel. Se exhorta a la junta comunal del barrio La Bombilla a cambiarle el nombre al sector, podría llamársele El Velorio.
Queda prohibido decir: “Se me prendió el bombillo”, lo que por cierto no suelen decir los miembros de este gobierno; nunca tuvieron esa mala costumbre.
Queda prohibido decir: “Fulanito está enchufado con el gobierno”, “Mengano estaba prendido”, “Zutana se está comiendo un cable”. Serán consideradas agresiones verbales con derecho a demanda. Asimismo será penado quien diga “Lula sólo le sigue la corriente”.
Queda prohibido hablar de la luz de la esperanza, la luz divina, la luz de la conciencia, la luz de la razón, mi rayito de luz o la luz de tu mirada; sólo se hablará de velas y velones –bienvenido el romance, ¡y que corra la esperma!.
Queda prohibida la película Mentes brillantes, como también las mentes brillantes.
Quedan prohibidas las luminarias.
Queda prohibido cantar: “Yo tenía una luz que a mí me alumbraba y venía una brisa y ¡zuas! y me la apagaba”; se considerará mensaje subversivo. Igualmente se considerará delito entre memoriosos corear: “Hay algo eléctrico entre tú y yo”.
Queda prohibida la tesis de que los polos opuestos se atraen, que siga la división.
Queda prohibida la expresión: “A la velocidad de la luz”, en el país se confirmó que ni la luz es rápida aquí.
Queda prohibido intentar un remake de la teleboa Lucecita, la proyección de La luz que agoniza y la edición de El faro del fin del mundo.
Queda prohibido citar a Goethe y su frase de “Luz más luz”. Tampoco se hablará en las escuelas del iluminismo.
Queda prohibido hacer mención de la Ciudad luz, sólo se hablará de París.
Queda prohibido el relámpago del Catatumbo.
Quedan prohibidas la compra y venta de luciérnagas.
Queda prohibido asegurar que habrá luz al final del túnel
Faitha Nahmens
miércoles, 20 de enero de 2010
El gobierno tiene éxito y El Desbarrancadero
Pobrecitos, en el fondo dan como lástima. Dando patadas de ahogado,
las cúpulas podridas del comisariato político que ocupa Miraflores
recurren a diario a cualquier artimaña para que los venezolanos
dejemos de pensar en el robo a las arcas públicas, la macrodevaluación
o el azar cotidiano en el que vivimos, bien sea asaltados por la
delincuencia o por los neoladrones que cada vez más abundan en
ministerios e institutos autónomos.
Tan mal andan que Rodrigo Cabezas (quien se cansó se jurar y perjurar
cuando era Ministro de Finanzas que la economía andaba de lo mejor,
que prometió cualquier mentira para ganar la candidatura a la
gobernación del Zulia) acaba de asegurar que "el objetivo estratégico
de las organizaciones socialistas es el de obtener una gran victoria
que permita a la revolución bolivariana ganar dos tercios de la
Asamblea Nacional".
O sea, que Cabezas considera "una gran victoria" ganar dos tercios de
la Asamblea lo que implica, a la hora de la chiquita, que en la Sala
Situacional del gobierno lo que están esperando es una paliza
mayúscula porque, como sabemos, cualquier Manual para Políticos
Amateurs lo primero que aconseja, como estrategia básica, es hacerle
sentir al electorado que usted es un triunfador, que va a arrasar en
cuanta elección se le atraviese y, como diría Cabezas, va a obtener
una gran victoria, así no gane completo.
Pregúntenle a Roy Chaderton, sobreviviente de varias Repúblicas y, por
lo tanto, alguien que ha sufrido alzas y bajas y se debe conocer al
pelo los síntomas de la caída de cualquier régimen amigo suyo, llámese
Luis Herrera, Caldera o Chávez.
Pues Chaderton, nada menos que el Embajador de Venezuela ante la OEA,
acaba de afirmar con todas sus letras que "Aterrorizan los
supermilitantes manganzones y corruptos camuflados de rojo
.aterrorizan los neoburgueses burócratas enamorados de su propia
importancia, que no reciben ni responden mientras con gestos
halagadores procuran una miradita de aprobación desde las
alturas...además, hay que calarse a unos cuantos gorrones
internacionales que se cuelan entre los miles de generosos camaradas
que nos apoyan en todo el mundo...atemoriza cuando nos empantanamos en
intrigas chavistas...en este microclima fértil a los valores de la
ultraderecha, está brotando el imposible histórico de un chavismo sin
Chávez pero jamás de un chavismo sin reales..." De hecho, el artículo
se titula "¿Y si perdiéramos las elecciones?", al final del cual una
no entiende cómo este señor sigue en el cargo porque, luego de su
dibujo sobre el país (delincuencia extendida, empresarios parásitos,
sobornos, colocaciones bancarias oficiales, etc.), gerencia de país de
la cual es co administrador, lo mínimo que ha debido hacer al
finalizar su análisis, es adjuntar su renuncia frente a semejante
fracaso. Que si así se perciben las cosas en las altas esferas adonde
pertenece el diplomático, imagínense cómo será la opinión del resto de
ciudadanos que sufre a diario lo que estos burócratas han dejado a su
paso.
¿Pero cuál es la más reciente respuesta oficial a su titánico fracaso?
Expropiar Éxito, como si fuera tan fácil no digamos administrar una
cadena de supermercados luego de esa debacle de ineficacia y
corrupción que se llama Mercal, sino adosarse la victoria de otros
llámese empresario o Presidente, tal y como se les ha hecho evidente
en los más recientes eventos electorales donde ni siquiera el
hiperlíder ha logrado sacar a flote a sus candidatos favoritos, con
todo y el porcentaje de popularidad instaurado sobre su portaviones
multimillonario y abusador.
Portaviones que algunas ratas ya han comenzado a abandonar, por
cierto. Ya veremos, de aquí a septiembre, más de una sorpresa vuelta
candidatura...
VAMOS A DALE
Elizabeth Fuentes
ROY CHADERTON MATOS: ¿Y SI PERDIÉRAMOS LAS ELECCIONES...?
http://www.ojopelao.com/opinion/opinion/8599-roy-chaderton-matos-iy-si-perdieramos-las-elecciones.htmlEL DESBARRANCADERO
Roy Chaderton, embajador ante la OEA, ha escrito un artículo
tremebundo sobre los avatares del régimen al cual sirve. Para curarse
en salud, Mr. Chaderton, antes de embestir contra las horrendas
verrugas que tapizan la cara del régimen, insulta concienzudamente a
la oposición, a la cual califica de "antipatriótica", de "difamadora",de "uribista". Una vez procurado este salvoconducto oportunista eintelectual y políticamente cobarde, Chaderton dice del régimencositas como las que siguen, entrecomilladas y con nuestroscomentarios entre paréntesis. "Los valores éticos y morales claman porrefuerzo" (¿Y el hombre nuevo?). "Consumismo y sobornos" son rasgosdel paìs (¿De dónde habrá salido esto?). Denuncia la "delincuenciaextendida"; se queja de los "adulantes" (¿Esto será una autocrítica?).
Critica "baches y desagûes obstruidos" (¿Esto será con Diosdado o con
Jorge Rodríguez?), "construcciones mal terminadas" (esto
definitivamente si tiene que ser con Diosdado y Carrizales). Pide una
"capital humanizada y bien cuidada" (¿Otra vez Jorge Rodríguez?). Se
refiere a "colocaciones bancarias oficiales fraudulentas" (¿Tenía Roy
en mente a Alejandro Andrade, por ventura?). Menciona a "contratistas
o intermediarios civiles o militares que aligeran trámites o
`resuelven’ y reparten" (¿De quienes serán estos retratos hablados?).
Dice que lo "aterrorizan supermilitantes manganzones y corruptos
camuflados de rojo para sacar provecho de nuestro proceso" (Más
retratos hablados). Los califica de "sectarios y excluyentes" y se
declara "aterrorizado" por los "neoburgueses burócratas enamorados de
su propia importancia, que no reciben ni responden".
Para colmo, se queja Roy, de que "hay que calarse a unos cuantos
gorrones internacionales que se cuelan...entre los miles de compañeros
que nos apoyan en todo el mundo" (¿Se refiere Roy, acaso, a Ignacio
Ramonet y su abyecta y muy bien pagada jaladera de bolas al capo, o a
Danny Glover, que se fue con 18 millones de dólares en la pata, o a
ese cretino, diputado del PSOE, que vino por estos días para echar
también su jaladita tarifada?) Dice Roy que hay "carencia de
contraloría social y abundancia de chismosos y acusetas" (Puros
hombres nuevos). Finalmente, dice Roy que "la corrupción nos preocupa
y nos ocupa" y también "la inseguridad, primera preocupación nacional,
que afecta más al pueblo y a la clase media". (¿Corrupción, Roy?
¿Inseguridad? ¿Esas no son vainas de la "oposición apatrida"?).
¿En que se diferencia este memorial de agravios que Chaderton levanta
contra el chavismo, de lo que la oposición democrática viene diciendo
desde hace años? Es exactamente lo mismo y de nada vale su tentativa
de desmarcarse de la oposición insultándola. Cubrirse las espaldas es
un derecho de oportunista, pero no hay necesidad de ser tan deshonesto
y mala gente como para calificar de "antipatriotas" no sólo a los
opositores en general sino, por ejemplo, hasta a sus antiguos
copartidarios de Copei, con los cuales compartió décadas de
militancia. Pero, este no es el punto. El punto es que Roy Chaderton,
tanto como, a su manera, el Grupo Carapaica, son expresión de la
tremenda frustración que corroe hoy al universo del chavismo de base
y también al de más arribita, por el desbarrancadero a que nos lleva
el régimen en el cual depositaron tantas esperanzas y hoy perciben
"desmerengandose" para decirlo con un cubanismo tan del gusto de
Chaderton, quien llega al extremo de denominar "compatriotas" a los
cubanos. "Lapsus de la mente" llaman esto en psicología.
Chaderton ya se siente en Cubazuela o en Venecuba, que lo mismo le dará.
viernes, 15 de enero de 2010
Y ahora, el Chapulín Colorado
Recogió los pedazos desmigajados de su propia torta, intentando rescatar la confianza.
Simplemente, la puso. Si apeláramos a su propio glosario, Miguel Maita, amigo del lenguaje respetuoso y jefe de estas páginas, llamaría de inmediato para sugerir, con toda amabilidad, un vocablo sustituto. Apegada entonces al rol pedagógico que este diario adopta sin excepciones coyunturales, me conformo con señalar que el comandante-presidente, ha puesto otra vez una torta gigantesca, cuyos primeros efectos resultó una narración meticulosa de su infinita irresponsabilidad.
Si algún ingenuo guardaba todavía dudas acerca de la negligencia irreparable con que Chávez nos gobierna, el episodio del racionamiento eléctrico, debió haberle confirmado lo que en tantas ocasiones se ha advertido: la administración del Estado venezolano se encuentra, desde hace 11 años, en manos de un incompetente sin límites, a quien los ciudadanos sólo podemos valorar como a un gravísimo peligro para nuestro presente y nuestro futuro.
La improvisación de la oscurana no es, sin embargo, la única transgresión involucrada en este disparate. Otras perversidades están involucradas en el barroco episodio, con el cual el hiperlíder ha pretendido reconquistar antiguas fortalezas, borrando aviesamente su firma de una decisión personalísima, que -en menos de 24 horas, récord de su propia marca- le generó una de la lluvias más ácidas de las tantas ocurridas a lo largo de su tortuosa presencia en Miraflores.
La pretensión de desmarcarse del error -descargado exclusivamente sobre los hombros del ministro Ángel Rodríguez -abulta el caradurismo del personaje, a la vez que expone -y esto es lo más interesante- las debilidades con que el mandamás afronta este momento crucial del "proceso". La inevitable asociación de su figura con el desplome de los bancos de la boliburguesía -en la que aparece su nombre y el de sus más íntimos colaboradores-; además de la devaluación del Bolívar Fuerte -ambos consecuencia de la corrupción, el derroche y la inmoralidad en el manejo de los recursos públicos- explican las razones de este desmarque circense, entre cuyo interlineado resaltan objetivos políticos prefabricados en el trajín del sofocón.
Empleando cara de "yonofuí", el hombre que ordenó "a la macha" apagar las luces de la ciudad capital -¡la segunda más peligrosa del mundo!- procura ahora recuperar el "efecto teflón", haciendo el papel de "salvador", a quien los ciudadanos deberíamos ponderar como a un pobre presidente bienintencionado, rodeado de ineptos caídos del cielo.
Traicionando despiadadamente la verdad -porque en Venezuela la mentira también goza de impunidad-, Chávez recogió los pedazos desmigajados de su propia torta, intentando rescatar la confianza perdida por su inhabilidad frente a los problemas. No: esta crisis no fue generada adrede como pudiera inferirse. La única verdad es la de su incompetencia infinita, aunque el tipo busque inútilmente salir del atolladero disfrazado de Chapulín Colorado.
Argelia Ríos
El Universal
lunes, 11 de enero de 2010
El viernes negro de Chávez
Aunque antes de esta maxidevaluación , los venezolanos conocieron por lo menos 3 devaluaciones severas, a mi solo se me ocurre compararla con la de Luís Herrera, con aquella de finales de febrero de 1983 que fue etiquetada con justicia como “Viernes Negro” y que, entre otras maldades, trajo la de introducirnos sin regreso por el infierno de la pobreza inapelable, continua y creciente.
O sea, que fue fundacional, precursora y concluyente, en el sentido de establecer que mientras el modelo económico siguiera la línea del primer Pérez: estado paternalista y ahito de más y más propiedades, de más y más recursos y de más y más responsabilidades, tendríamos una sociedad de burócratas hipermillonarios y de ciudadanos precipitándose hacia la línea de la miseria extrema.
Claro, alguna que otra vez infatuados cuando el presidente de turno anunciaba que lo precios del petróleo se habían recuperado de nuevo por los artilugios de sus ministros de la economía y que ahora sí llegaba la hora de “sembrar el petróleo” y pensar que el crudo no era solo maldición y excremento.
Días de febril actividad nacional, de patriotismo, de recordar a Uslar Pietri y Pérez Alfonzo y de crear proyectos, estudios y fondos para no quedarnos en la carraplana después del boom.
Lo que llegaba, sin embargo, era la época de las vacas gordas, con sus importaciones, economía de puertos, inflación, subsidios, derroche a manos llenas, plata para prestar y regalar y ese peregrinaje por el mundo que ya es signo en aeropuertos, hoteles, mall y restaurantes globales de que los venezolanos viven otra vez “la vida loca”.
En cuanto a los “burócratas hipermillonarios”, también vale la pena trazarles la ruta, pues son diversas clases de afortunados que se acercan a los gobiernos en las épocas de la bonanza, se enriquecen desaforada e incontrolablemente, se constituyen en una suerte de nueva élite, pero que se retiran del festín cuando empiezan a escasear los biyuyos y en la primera oportunidad se exilan para empezar a disfrutar sus caudales sin molestias de tribunales, opinión pública, policías y tercermundismos.
En realidad, son los únicos ganadores netos del modelo estatista, paternalista, rentista y petrolero, ya que, en un momento y generalmente porque los acusan de “ladrones, corruptos y tracaleros” huyen y pasan el resto de sus días al abrigo de los riesgos, incertidumbres y sinsabores que deja una sociedad dinamizada por los ciclos de alzas y bajas de los precios del crudo.
En lo que se refiere a Chávez, no queda sino decir que se engolosinó, se hizo adicto y perdió la cabeza con el modelo rentista y petrolero, pues, cuadra perfectamente con un sistema como el socialista que tiene fobia por la producción y creación de riqueza y prefiere que esta caiga del cielo, salga de la tierra o llegue vía subsidios extranjeros, mientras los revolucionarios “hacen la revolución”.
O sea, que el propio “milagro de los panes y los peces”, pero en absoluto promovido por la revolución y su jefe, sino por un tercer factor al cual, si es necesario, se le humillan, o si no, se le rebelan.
En el primer caso, habría que recordar a Fidel Castro frente a los rusos, y en el segundo, a Chávez frente a los gobiernos de Bush y de Obama.
De ahí que, tan pronto el Comandante en Jefe y Líder Máximo de la Revolución Continental y Mundial, se enteró de que el petróleo producía dólares de manera más o menos fácil, y de que todo se reducía a mantener los precios más y más altos, pues se dedicó a extremar los modos y usos de quienes lo habían precedido, comportándose como un ricachón de mal humor, simpático si se le adulaba y odioso si se le retaba, y presto a cerrar el grifo si no le aceptaban sus amenazas, malacrianzas y hasta chistes malos.
Nació así Chávez, el Jeque, Emperador del Subsuelo o Rey del Petróleo, el teniente coronel que no más recibió el pago por las primeras facturas del crudo en alza, se compró un Airbus CJ319 de 65 millones de dólares con el cual, desde entonces, recorre el mundo, predicando la buena nueva de la revolución y el socialismo y de que él y su gobierno son intocables porque tiene las reservas de crudo más grandes del mundo.
Pero, al igual y como en los tiempos de otros gobiernos venezolanos que vivieron circunstancias parecidas, nos inundó de importaciones, subsidios, gastos superfluos, alzas de precios y salarios, que, combinados con sus intentos por destruir el capitalismo y sustituirlo por un socialismo de su puño y letra, por el sistema que no produce, fue conduciéndonos a la noche de anoche en que nos dimos cuenta que nos había convertido en pobres de solemnidad en un segundo.
Pero hubo más, mucho más y fue que colgado de la ilusión de que había encontrado la fórmula para destruir el capitalismo mundial, vía continuas y crecientes alzas de los precios del crudo, Chávez se dedicó a exportar y financiar su revolución previa entrega de cuantiosos recursos a todo aquel que, ya en el poder, o tratando de tomarlo, se declarara partidario del proyecto y dispuesto a acompañarlo en la cruzada de convertir, primero a América y después al planeta, en un paraíso terrenal donde prosperaba el socialismo, la paz, el bienestar, la igualdad y la justicia social.
Y fue así cómo, los petrodólares de la Venezuela chavista se convirtieron en una suerte de banco revolucionario mundial frente al cual, los cofrades y conjurados, ya estuvieran en el poder o prestos a asaltarlo, podían presentarse a retirar los cheques con los que conquistarían, o consolidarían lo conquistado.
En otras palabras: una nueva y resucitada Unión Soviética que, sin las dimensiones, los recursos y el tiempo de la otra podía, no obstante, rescatar el sueño que se había interrumpido con la caída del Muro de Berlín, y el colapso del imperio rojo.
Y con sus dosis, incluso, de Guerra Fría, pues no solo se proponía colapsar al capitalismo y al imperialismo norteamericano a punta de más y más petróleo de altos precios, sino de ir a una guerra contra los poderes establecidos… de ser necesario.
Por eso, el “socialismo petrolero” de Chávez también fue armamentismo, compra de aviones de combate, y helicópteros, y submarinos, y radares, y Kalashnikov, al único país que podía ofrecérselos: el aún agónico imperio ruso.
Una factura que algunos fijan en 12 y otros en 20 mil millones de dólares, pero que, si se une a las compras de los países clientes y aliados, puede fijarse, razonablemente, en 30 mil millones de los verdes.
Entre tanto, Venezuela se caía a pedazos, Chávez y sus huestes la abandonaban, y no solo no fueron capaces de mejorarla en términos de infraestructura, productividad, salud, educación, seguridad y servicios, sino que acabaron con lo poco que existía y habían heredado.
Un vistazo a la Venezuela de la maxidevaluación del viernes, con su inflación del 25 por ciento anual (la más alta de continente y del mundo occidental) sus 14 mil muertos al año por la violencia social, parturientas que paren en las calles por la falta de cupo en las maternidades, niños sin escuelas, y millones de familias sin vivienda, nos ubica frente al país que ha destruido Chávez.
Pero sobre todo, frente una Venezuela a la cual se le acabó el petróleo de 120 dólares el barril, llena de deudas, déficits de todo tipo y sin un sector productivo privado que asuma la tarea de la recuperación.
O sea, que al igual que el “Viernes Negro” de Luís Herrera, el de Chávez también es fundacional, precursor y concluyente, ya que debe tomarse, tanto como el fin de las maxidevaluaciones, para pasar a de las hiperdevaluaciones que generan hiperinflación.
Al Apocalipsis que se vivió en los gobiernos populistas y dictatoriales que se sufrieron en el Cono Sur durante las décadas de los 70 y los 80 y en los sistemas socialistas que asolaron a Europa, Asía y Africa durante los primeros 70 años del siglo XX y aún despellejan y les corroen la piel a Cuba y Corea del Norte.
Y del cual es imposible que escapen los venezolanos de la época del socialismo de Chávez, pues, siendo imposible que se acaben los déficits y mejoren las cuentas para pagar gastos, entonces el comandante-presidente siempre se acordará de que nos pueden quedar churupitos y, por instinto, correrá a robárnoslos.
De modo que, si estamos al final de las maxidevaluaciones, es porque ingresamos a las hiperinflaciones y el futuro no es otro que el que vivieron rusos, chinos, europeos del Este y vietnamitas en los tiempos de su revolución y aun sufren cubanos y norcoreanos
En definitiva: que no queda otra tarea que salir de Chávez, que interrumpirle la destrucción de Venezuela y reconducirla hacia la senda que jamás debió abandonar: la de la libertad y la democracia.
Manuel Malaver
jueves, 7 de enero de 2010
La cómica eléctrica
Así han gobernado durante once años.
Pura improvisación. Tirando flechas sin saber dónde van a caer.
Tanteando. Palos de ciego. Medidas que desafían al sentido común, para luego tener que rectificar apresuradamente.
La cómica que pusieron con lo de los centros comerciales ha sido de antología. Pa’lante y pa’trás. Provocaron el déficit de energía eléctrica por pura incompetencia y ahora ni siquiera saben cómo administrar el racionamiento forzoso que es su inevitable consecuencia. Los argumentos para autojustificarse no llegan ni a cínicos por su absoluta estupidez. Primero fue el responsable de la planificación, Giordani, quien no tuvo otra ocurrencia que culpar a los gobiernos anteriores por la falta de inversión en el sector. Cuando cayeron en cuenta de que después de once años (es decir, dos gobiernos anteriores completos más la quinta parte del tercero), daba risa lo de los “gobiernos anteriores” como excusa, cambiaron para “El Niño”. Ahora es el calentamiento global el responsable, el verano, la sequía, el descenso de la masa de agua de Guri.
Pamplinas. La verdad pura y simple es que el país ha tropezado con la incapacidad infinita de Chacumbele y su equipo de gobierno.
Cualquier planificador que no sea Giordani y cualquier presidente que no sea Chávez sabe que si la población crece, la demanda de electricidad crece y que por tanto se hace necesaria una inversión permanente y continua para garantizar que la generación de energía eléctrica vaya siempre por delante del crecimiento poblacional.
A nadie con dos dedos de frente se le podía escapar que cinco años consecutivos de bonanza petrolera, con una política económica que estimulaba la desmesura importadora y con ella el crecimiento del comercio y de la construcción que lo acompaña, debían haber operado como una razón adicional para atender la inversión en el sector eléctrico. Lo peor es que ni siquiera pueden aducir falta de recursos. Plata sobró.
Pero la incapacidad e inoperancia del gobierno de Hugo Chávez son imbatibles. Ni siquiera años de apagones frecuentes en todo el interior del país lograban sensibilizar a la manada de inútiles burócratas que nos gobiernan.
Nada de lo que tenían que hacer lo hicieron.
Giordani dictaminó que la capacidad de generación hidroeléctrica había llegado a su tope y echó atrás la construcción de las cuatro represas del Alto Caroní. De las 29 termoeléctricas, que ya desde 2007 debían estar en funcionamiento, sólo se han construido cinco, de las cuales dos están todavía inoperativas y tres funcionan a un tercio de su capacidad. Por pura desidia se dejó derrumbar Planta Centro y la estatizada Electricidad de Caracassuspendió su plan de inversiones. De la inversión en líneas de transmisión sólo se ha ejecutado una cuarta parte de un presupuesto que habría de financiar trabajos que en 2007 tenían que haber culminado. En estas condiciones de déficit de generación alternativa, Guri está sobreexigido y por eso su nivel cae más allá de lo que el verano seca. No nos vengan pues, con El Niño y con otras zarandajas semejantes. La culpa es del gobierno y de nadie más. El país no se lo perdonará.
Teodoro Petkoff