martes, 1 de diciembre de 2009

Doctor Lula y Mister Chávez




Dentro y fuera de Brasil existe una creciente desconfianza sobre las verdaderas intenciones políticas de Lula da Silva. La reciente invitación al país al presidente Mahmud Ahmadineyad es un pésimo síntoma.
¿Por qué ese empeño brasilero en servir a los iraníes en medio de los esfuerzos de Teherán (junto a Venezuela) por coordinar la estrategia diplomática de países hostiles a Occidente, y de construir armas atómicas? «Esa es otra prueba de la duplicidad moral de Lula», me dijo un diplomático venezolano que no quiso ser identificado. A lo que agregó una observación irrefutable: «En 1990, Lula da Silva y Fidel Castro crearon el Foro de Sao Paulo para revitalizar la corriente comunista latinoamericana, entonces desmoralizada tras el derribo del Muro de Berlín. En esa familia política están desde los narcoterroristas de las FARC y el ELN, hasta el Movimiento V República de Chávez. Las reagruparon para continuar el combate. La única constante ideológica de Lula es su rechazo a Occidente».
Sin embargo, dentro de las fronteras brasileras, Lula da Silva goza de una notable popularidad porque no se ha apartado del prudente comportamiento económico trazado por Fernando Henrique Cardoso, el anterior mandatario.
¿Quién es, realmente, Lula da Silva? ¿El revolucionario tercermundista empeñado en destruir al primer mundo o es un socialdemócrata moderado dedicado al desarrollo de una economía de mercado?
Me temo que es las dos cosas simultáneamente, como soñó (literalmente, lo soñó) Robert Louis Stevenson en 1886, cuando escribió «El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hide», para explicar la dualidad moral de un científico bondadoso que se transformaba en un ser agresivo y detestable tras tomar un brebaje que lo volvía otra persona. Para Stevenson, la novela era una metáfora que revelaba la lucha entre el bien y el mal que existía en la naturaleza de todas los seres humanos.
Estamos ante el Dr. Lula y Mr. Chávez. Cuando el presidente brasilero razona con la cabeza, es el Dr. Lula, un hombre afable y con sentido común que conoce sus límites y los de su país. Cuando lo que manda es el corazón, órgano que está a la izquierda, comparece Mr. Chávez, el «compañero revolucionario».
En la novela de Stevenson, Dr. Jekill se suicida incapaz de sufrir por más tiempo el dolor de ser, también, Mr. Hyde. ¿Cómo terminará Lula da Silva? Supongo que como un respetado estadista, aunque secretamente golpeado por la angustia de no saber cuál de los dos personajes es él realmente.
CARLOS ALBERTO MONTANER