viernes, 22 de mayo de 2009

Emboscadas (¿Constituyente?)


Chávez ha ido imponiendo su modelo de emboscada en emboscada.

Nada de batallas ni confrontaciones, según las reglas de la guerra convencional. En 2004 recordó la acción de Ezequiel Zamora en Santa Inés durante la Guerra Federal para enfrentar el reto del referéndum revocatorio. Aquella celada zamorana se considera un antecedente de lo que ahora se conoce como "la guerra asimétrica". Cuando convocó a la consulta sobre la reforma constitucional en 2007 utilizó los poderes habilitantes que le fueron conferidos por la Asamblea Nacional como un "plan B".

Derrotado, pasó a la activación de de leyes para establecer ­más allá de la inconstitucionalidad de ellas­ una legalidad paralela.

Después de los resultados de las elecciones regionales del 23 de noviembre de 2008 que le fueron adversos en regiones electoralmente estratégicas, convocó al referéndum del 15 de febrero para la reelección indefinida. La sociedad democrática fue tomada por sorpresa y los poderes bajo control del oficialismo actuaron para condicionar el desenlace de la votación en una dirección que ya se conocía de antemano. Chávez ha interpretado el hecho como un voto de confianza al proyecto del socialismo del siglo XXI. En los últimos meses ha venido rematando este andamiaje legal con las leyes aprobadas y por aprobarse en la Asamblea Nacional. Ahora gobierna con una constitución de facto y convierte en papel, tempranamente envejecido, el texto de 1999.

¿Cuál será la próxima sorpresa? En medios muy cercanos al mandatario se maneja la pertinencia de llamar a una Constituyente para relegitimar todos los poderes y refundar el Estado sobre nuevas bases. Se declararía por la vía constitucional la "República Socialista Bolivariana de Venezuela" y se incorporarían a una nueva constitución todos los cambios implícitos en las últimas leyes, se saltarían las elecciones previstas y se alargaría el período del mandato presidencial.

¿Permitirá la nación una conversión de esta naturaleza? No cabe la menor duda de que la mayoría de los venezolanos se opone a una propuesta anacrónica y que es contraria a su tradición libertaria y democrática. Pero hasta ahora la estrategia de las emboscadas y de gobernar al "borde del abismo", como le gustaba a Mussolini, le ha sido demasiado útil durante diez años como para proponerse diez años más, cuando menos.

MANUEL FELIPE SIERRA - El Nacional