martes, 14 de septiembre de 2010

Misiles a la línea de flotación del país



Ya micomandantepresidente lo ha dicho muchas veces. Al igual que Fidel, quien salió de la tumba para balbucear que regresó de la muerte para terminar la obra que comenzó a finales de los años 50. "Todavía falta por hacer", dijo con un hilo de saliva de adorno. Bueno, el líder intergaláctico, anda en lo mismo. Hace poco, en medio de una cadena, con ese tono de desesperación que nace de las encuestas y de la cercanía de una medición electoral de vital importancia para el país y para la salud del proyecto hegemónico de los militares, afirmó que esas elecciones había que ganarlas costara lo que costara. "Esta gente viene por mi, la oposición viene a sacarme, a derrocar el proyecto".


No es tan inocente la frase. Primero, intenta hacer de los comicios parlamentarios otro proceso presidencial. Está claro que no es así. Y, segundo, plantea su candidatura para el 2012 desde ya, con el alegato de que ahora es cuando falta por hacer en el país. "Sin la revolución y sin mi no conseguiremos los objetivos. Apenas estamos comenzando". Bien. Muy bien. Sobre el primer aspecto nadie, que se sepa, se está planteando sacar al líder indiscutible de este asunto antes de la fecha de vencimiento que tiene impresa en el chaquetón, siempre por la vía electoral. Y, menos ahora, cuando el jefe y su gente están recibiendo el impacto directo de sus ejecutorias comunistas y de sus errores. Es decir, seguir los lineamientos de Castro no es un asunto que pasa liso. Trae consecuencias. Cada día somos más parecidos a Cuba, dijo el otro criminal. Y es verdad. Hacer de Venezuela una copia de esa isla arruinada, de desocupados, en eterna crisis, con media población viviendo fuera de sus fronteras y haciendo de la prostitución una de las carreras más importantes de sus jóvenes, no puede dejarle ileso. Y eso está ocurriendo. El comunismo pirata de los militares ya tiene a Venezuela cerca de Africa y muy pegada a Cuba.


Y, ciertamente, Chávez tiene mucho trabajo por delante todavía para pensar en irse. La cúpula que se apoderó del país acumula grandes logros, pero todavía queda para llegar al fondo. Acabaron con las empresas básicas y toda la productividad de Guayana. Dinamitaron a Pdvsa y todas sus filiales. Dejaron que el sistema eléctrico nacional se volviera un perol al dejar de invertir y mantener equipos e instalaciones. Las redes de distribución de agua potable son las mismas que encontraron hace 12 años. Han dilapidado o colocado en maletines voladores más de 950 mil millones de dólares. Han regalado más de 200 mil millones de dólares a países, corporaciones, agrupaciones, organizaciones y hasta personas con el solo objetivo de ganar adeptos y formar grupos de presión. Le metieron una bomba atómica a las instituciones nacionales, convirtiendo en poco confiables a bases de la democracia como el Poder Legislativo, el Judicial o el Electoral. El crimen y la inseguridad son el logro principal de la revolución. 19 mil víctimas de la violencia por año no los consiguió ninguna otra revolución socialista en el mundo. Lograron que toda la juventud, como pasó en Cuba hace un montón de años, tengan sus ojos puestos en el exterior. En dos platos, le quitaron la esperanza a los venezolanos. Le han metido una batería de misiles a la línea de flotación del país.

Pero, el señor necesita más tiempo. Y es verdad. Aquí todavía quedan cosas por destruir o por terminar de destruir.

Y tienen la gente para hacerlo.

Elides J. Rojas L.