sábado, 31 de octubre de 2009
Pamplinadas
La revolución lleva dos planes quinquenales y su mayor éxito es que el
comandante ha logrado hablar más de ocho horas seguidas sin levantarse a
orinar, pero se desconoce si aguantó las ganas, usó pañal desechable, se meó
los pantalones o tiene un depósito exógeno para la orina similar al que usa
Fidel Castro para las heces. Se descarta, por obvio, que no le dieran ganas.
La revolución bolivariana, que ahora se dice marxista, no ha sustituido el
voluntarismo por rigor, trabajo, estudio, planificación, organización y
simple convivencia, sino por nominalismo y por la política de tierra
arrasada que le sirvió a Stalin no para derrotar a los nazis, de eso se
ocupó el general invierno, sino para ocultar el demoledor fracaso de sus
planes quinquenales que hasta 1932 se anunciaban como las herramientas que
habían transformado a Rusia, que era un país atrasado y bárbaro, en "una
pujante sociedad industrializada y moderna", y que se estaba a punto de
cumplir la consigna de Lenin: "Electricidad + soviets = socialismo".
El comandante sabe muy bien en qué tiempos vive, su enorme colección de
relojes de lujo lo confirma, y sabe también que el socialismo no es la
implantación de una comuna de comeflores ni la vuelta al cristianismo
primitivo y cavernícola. Su confusión es modesta y superable, endógena, casi
adeca de tan venezolana que es. Cree que basta nombrar los problemas para
que se solucionen o que basta mandar a aprobar una ley para que la realidad
se transforme. Infantilismos, pero no de izquierda.
Diez años después de ofrecer todo lo que ofreció en su discurso en el Ateneo
de Caracas, ahora molido a palos y desalojado por los manganzones
rojo-rojitos, anuncia que quiere cantar reguetón en La Carlota con los
muchachos de Calle 13, sin importarle lo que cueste, mientras hunde en la
oscuridad a la nación entera. Igual que Jorge Giordani, ese rasputín de la
Economía, el Coba criollo nunca entendió la consigna de Lenin. Ignora, o
finge ignorar para ocultar ineptitudes, que además de la gente los soviets
se necesita electricidad para llegar al socialismo como fase superior del
capitalismo. De lo contrario, lo que tendremos es ese hippismo de millonario
y holliwoodense que se ha instalado en Miraflores, con cuyas recetas y
providencias el último que se vaya no tendrá que apagar la luz sino tener
una vela para encontrar la salida.
Liquido bombillos hechos en China, pero comprados e instalados por cubanos a buen precio.
El Tejado Roto
Pamplinadas
RAMÓN HERNÁNDEZ
eltejadoroto@hotmail.com